Y se vieron las estrellas
Como ya sabrás, en Sos del Rey Católico tenemos grabado en piedra el testimonio de un eclipse solar medieval, ocurrido el 17 de septiembre de 1354 (y si no lo sabías, mira aquí). Lo que dice el texto es:
Anno domini M CCC : L : IIII XVII die septembris : hora prima obscura uit sol
“En la hora prima del 17 de septiembre del año de Nuestro Señor Jesucristo de 1354, se oscureció el sol”
Pero, ¿qué tipo de eclipse fue? Un eclipse de sol puede ser parcial, anular o total. Cuando Mª José y Paco estaban estudiándolo para hacer los cálculos sobre la rotación de la tierra, me contaron que partían de la premisa de que había sido un eclipse solar total por el se oscureció el sol, aunque no hubiera en el texto una coletilla habitual en estos testimonios antiguos: y se vieron las estrellas.
Vamos a fijarnos ahora en la dovela del soportal de la plaza que está justo debajo de la que conserva la inscripción. Y a partir de aquí, querido lector, cárgate de escepticismo. Porque uno de los grandes errores en investigación es dejarnos llevar por nuestras ideas preconcebidas, ver aquello que queremos ver y que se ajusta a las teorías que ya tenemos en mente. Dicho esto. ¿Qué vemos?
o El esbozo de una figura de cuerpo entero, de frente, que parece estar sentada (¿representación de divinidad?)
o Luna
o Marcas de forma rectangular, profundas, que podrían representar estrellas
o Posible inicio de grabado de letra
Además de rayajos contemporáneos hay algún trazo más que no me llevan a nada reconocible.
¿Podemos asegurar que estos trazos daten de la misma época que la inscripción? Yo no.
¿Tiene sentido que en una sociedad poco alfabetizada además (o incluso antes) de dejar un testimonio epigráfico se dejara uno pictórico? Tiene sentido.
Sobre todo hay dos detalles que me “molestan”. La orientación del dibujo. Y el que aparezca la luna, ya que para que ocurra un eclipse ha de estar alineada entre la tierra y el sol, de manera que desde la tierra no la veríamos (sería una luna nueva, donde la cara iluminada por el sol es la opuesta a la que vemos).
¿Será este tosco dibujo una representación del eclipse vivido en Sos en la Edad Media? ¡Ojalá! O más bien, ¡ojalá pudiéramos estar más seguros de que es así!
Escribir un blog
No es la intención de esta entrada recibir palmaditas en la espalda y que penséis “¡ala! ¡cuánto se esfuerza!”. ¡La escribo para animaros a escribir y mantener vivos vuestros propios blogs!.
“Para ti es muy fácil”
Me han dicho esa frase en varias ocasiones… ¿fácil? Sí es cierto que ya llevamos aquí un tiempo, y hay cosas que he ido probando hasta encontrar la manera más eficaz y agradable para mí. Y os voy a contar mi proceso, por si pudiera serviros también a vosotros.
1.- Inspiración
El primer escollo suele ser “¿de qué escribo?”. Yo tengo una libreta de ideas (te recomiendo encarecidamente que te hagas con una) y me encanta la frase “si llega la inspiración, que me pille trabajando”. Pero, ¿llega o hay que ir a por ella? De todo un poco.
- Estando de cara al público, las preguntas y conversaciones siempre son un buen punto de partida.
- ¿Qué te interesa? ¡aprende! Muchos de los variados intereses que me van surgiendo, aunque a priori no tengan mucho que ver con el tema que tratamos en los medios sociales de Ruta del Tiempo, acaban plasmándose de una manera u otra en las publicaciones que realizo.
- ¡Sal a pasear! Si escribes sobre Sos del Rey Católico, evidentemente por Sos, pero también por los alrededores, por lugares más lejanos… Activar las piernas y despejar la mente deja paso libre a ideas insospechadas. Y aprovecha el paseo para hacer fotos. ¿En ese momento no se te ocurre nada? No te preocupes, mira las fotos al tiempo: seguro que algo nuevo ves, te surge una nueva pregunta, igual hay una estupenda que por si sola merece una publicación…. Y si tampoco ocurre eso, ¡sal a pasear de nuevo!
- Visita exposiciones y museos, descubre otras localidades… aquí enlazamos el aprender y el pasear.
- Estate al tanto de actividades y efemérides relacionadas con los temas que tratas.
- Planchar. De manera inesperada, un buen puñado de ideas se me han ocurrido así (si quieres, te paso unos cuántos juegos de sábanas para planchar. Sólo por ayudarte a inspirarte 😉 ). Hace poco leí que a Agatha Christie se le ocurrían los mejores asesinatos para sus novelas… ¡fregando platos!
2.- Escribir
Cuando releo mis primeras entradas (o incluso alguna más reciente) me dan ganas de borrarlas. Nunca lo he hecho, porque para mi misma son un recordatorio del proceso de aprendizaje. Todo lo que cuento en este post no valdrá de nada si no te digo, casi a gritos: ¡LEE! Evidentemente libros, pero también otros blog y publicaciones en redes sociales. Así, leyendo y escribiendo, poco a poco encontrarás tu forma y estilo. Ni la mejor ni la peor, la tuya.
Muy pocas de las entradas de este blog están directamente escritas y publicadas. De las cerca de 190 que hay, podría contarlas con los dedos de una mano. Mi proceso habitual:
- Una vez que cojo una idea, empiezo a redactar en un procesador de textos (vale, en Word). Así intento ordenar lo que quiero decir, me doy cuenta de la información que me falta por saber para resultar clara, y si mi cabeza va más rápida que mis dedos y cometo algún error ortográfico, el programa me da un tirón de orejas en forma de subrayado rojo.
- Me olvido de lo escrito. Lo vuelvo a mirar pasado un tiempo (a veces una horas, algún día, o en ocasiones meses). Así voy viendo si me convence, si quiero cambiar algo, si he repetido sin querer la misma palabra 5 veces en un párrafo… y a pesar de eso, ¡alguna se me pasa!
- Una vez lo tengo casi claro (a veces, después de olvidarme y volver varias veces), lo copio a una entrada del blog, añado las imágenes, pienso las etiquetas… Y le doy a vista previa. En bastantes ocasiones, lo considero ya listo para publicar.
Pero a veces… no me convence. O porque me falta información, o por la redacción, o porque no encuentro la foto apropiada, o porque ese día estoy nublada y nada me satisface. Así que se queda en “borradores”. Y entramos de nuevo en el ciclo de olvidarse de él, volver a mirarlo al tiempo, cambiar lo necesario, decidir si me convence, lo que me lleva a publicarlo o a olvidarme nuevamente de él, etc., etc. Créeme si te digo que alguna de las entradas la he revisado más de 30 veces antes de publicarla (no es un número al azar, WordPress me dice la cantidad de veces que he entrado y modificado un post).
“¿Y todo esto vale de algo?”
Entiéndeme. Los huéspedes me permiten pagar las hipotecas y gastos, gracias a ellos tengo el privilegio de vivir en Sos del Rey Católico. Pero si consideras el “valor” sólo en términos económicos, no vamos a poder tener una conversación, ya que nuestra forma de ver la vida va a resultar demasiado diferente.
Soy consciente de que un porcentaje de las personas que se alojan en Ruta del Tiempo nos han encontrado y elegido a raíz de la actividad en medios sociales. Pero eso lo considero una grata consecuencia, no un objetivo.
Esencialmente, “todo esto” lo hago por egoísmo. Me divierte, me activa, me motiva para aprender y descubrir.
Si al compartirlo, a ti –lector- logro divertirte, enseñarte o sorprenderte… un plus.
Si a raíz de esto alguien descubre Sos del Rey Católico y decide pasar unos días en Ruta del Tiempo, me ayuda a seguir viviendo aquí y conocerle seguro que me resultará enriquecedor… dos plus.
Todos tenemos temporadas más tranquilas o desbordadas, más inspiradas o en las que funcionamos con las pilas bajo mínimos. No te preocupes, intenta buscar un instante creativo sin ser demasiado duro contigo mismo, aunque nunca salga de “borradores”. Si estás en racha, aprovecha y guarda todo lo que salga de tu teclado para próximas publicaciones. Y por supuesto, ¡disfruta del proceso!.
Hombre salvaje (que se convierte en pescador al verlo tras la restauración)
En entradas anteriores hemos visto cómo el arte medieval utilizaba los animales (reales y monstruosos) para adoctrinar sobre el bien y el mal, vertiendo sobre ellos virtudes y defectos.
Relacionado con lo que se pretende transmitir a través de algunos animales y los seres híbridos, encontramos al conocido como “hombre salvaje”. Cuerpo cubierto de pelo, largas barbas y cabellos, aspecto fiero y fuerte. En ocasiones viste algo similar a un taparrabos, y es habitual representarlo empuñando un garrote como arma o bastón.
El prototipo de esta figura aparece en los siglos XIII-XIV, y los dos siglos posteriores puebla representaciones artísticas y leyendas. Aparecerá con frecuencia en el arte gótico y renacentista, como contrapunto al caballero y como guardián de escudos nobiliarios. Uno de los ejemplos más bonitos de la contraposición salvaje/civilizado se encuentra en la Lonja de la Seda de Valencia, del siglo XVI (la imagen, de Chosovi, vía wikipedia)
A pesar de ser un icono posterior, existen algunos antecedentes en el siglo XII, en un capitel de la catedral vieja de Salamanca y en la llamada “Biblia de Pamplona” (la ilustración de la locura de Nabucodonosor).
Y ahora, veamos lo que encontramos en la portada románica de San Esteban:
Te ayudo. Un varón, cubierto con un taparrabos, con un ¿garrote? en la mano. ¿Un hombre salvaje?
Contras: es una representación escasa en el románico, a pesar del deterioro de la portada no parece que el cuerpo esté cubierto de pelo, le falta la cabeza (pero me apuesto tres garbanzos a que tenía barba y pelo largo).
Pros: ¿qué es si no? No forma parte de ninguna escena, y además… es la figura inferior de las tres situadas en el extremos exterior izquierdo de la jambas, ¿y a quién tiene sobre él? A un hombre civilizado, bien compuesto, con espada.
Aunque no se ajusta al prototipo estético que se desarrollará en el gótico, por su aspecto y localización, diría que tiene la misma función de contraponer salvaje/civilizado. ¿Qué opinas?
Actualización diciembre 2023
Tenía muchas ganas de volver a la portada tras la restauración, por seguir con alguna pieza que me resiste y por volver a mirar las que ya creía tener más o menos claras. Los nuevos detalles que se aprecian cambian totalmente el sentido de esta figura, ya que se percibe que lo lleva en la mano no es un garrote, ¡sino un pez!
Como ocurre en otros ejemplos románicos (por ejemplo, en Uncastillo), podríamos relacionar el pez con la tentación asociada a las sirenas (la miniatura, del Bestiario de Philippe de Thaon de comienzos del siglo XIII).
Opto por no borrar la publicación original en la que interpreto la figura como un posible hombre salvaje con garrote, como recordatorio de que las lecturas e interpretaciones sobre el románico pueden ser erróneas y nuevos detalles, nueva documentación, nuevos ojos, pueden aportar otras lecturas que parecen más correctas (al menos, hasta nuevo aviso 🙂 ).
Guardianes del portal
Los habitantes de Sos del Rey Católico siempre han sido muy apañados.
Un ejemplo. A lo largo de los siglos se han construido casa junto a la muralla y los portales, ahorrándose así la necesidad de edificar una de las paredes.
Aunque ahora la normativa hace que nos resulte inconcebible que alguien construya utilizando uno de los portales, unos veraneantes, con discreción, ¡han edificado su casa en el Portal de la Reina!
A pesar de que está muy camuflada, he tenido la fortuna de ver gran parte del proceso: como construían el nido, a la mamá vencejo (creo que son vencejos) empollando los huevos, a las pequeñas crías asomándose…
He tardado un poco en contaros esto que me lleva teniendo semanas maravillada porque uno de los días que fui a sacar fotos, me di cuenta de que los polluelos confundían el click de la cámara con su madre acercándose a alimentarles. ¡Se asomaban tantísimo que temí que se cayeran!.
Así que, ahora que las crías ya son algo mayores y vuelan, me alegra presentaros a los nuevos guardianes del Portal de la Reina 🙂