Desde hace unos meses, el aceite que ponemos en los desayunos está realizado con aceitunas arbequinas de la Comarca de las Cinco Villas. Se denomina “As de Segia”, y el nombre nos da pie para empezar al fin en el blog algo que nos apetecía desde hace tiempo, ¡sección de autores invitados!
Ya sabéis que en Ruta del Tiempo nos encanta aprender, y aunque en general nuestros “esfuerzos” se centran en Sos del Rey Católico, ¡gracias al aceite vamos a acercarnos a la numismática de la Edad Antigua!
“As” es un valor monetario, y “Segia” (o Sekia) es el nombre del asentamiento que da origen a Ejea de los Caballeros. Para hablarnos un poco más de ello hemos recurrido a Miguel Ibáñez Artica, investigador numismático (entre otras muchas cuestiones), con quien hemos colaborado en la creación de la colección Miscelánea numismática, y que (dada además la relación familiar que nos une) no se podía negar 😊 Le cedemos la palabra gustosamente.
Las monedas de Sekia (Ejea de los Caballeros)
Hace 2.500 años, la actual comarca de las Cinco Villas(1) estaba habitada por los Suessetanos, pueblo prerromano oriundo de la Galia Belga, que llegó durante las migraciones celtas en el siglo VII antes de nuestra Era, asentándose en la zona comprendida entre la Sierra de la Peña al norte, y los montes de Castejón al sur, en la actual Comunidad Autónoma de Aragón.
Limitaban al norte con los Jacetanos, al este con los Ilergetes, al sur con los Celtíberos y al oeste con los Vascones, quienes entre los siglos segundo y primero antes de nuestra Era expandieron su territorio a costa de los Suessetanos.
A partir del siglo II a.C., con la llegada de los romanos, se desarrollan poblados que contaban con murallas, fosos, empalizadas y otras estructuras, hallándose en las excavaciones arqueológicas además de las cerámicas ibéricas tradicionales, fragmentos de ánforas importadas de procedencia itálica.
Es en estos momentos cuando algunas poblaciones de la zona comienzan a acuñar moneda, que aunque presenta motivos y leyendas indígenas, está claramente influenciada por Roma. Así se emiten denarios de plata y ases y sus divisores (semises y cuadrantes) de bronce(2).
En los anversos de las monedas aparece como figura principal un busto varonil barbado mirando a la derecha, representando tal vez algún dios o héroe regional, y en el reverso un jinete lancero, característico de la moneda celtibérica, y debajo de las patas del caballo, en el exergo, el nombre de la población emisora con una leyenda en caracteres ibéricos.
Se atribuyen a los Suessetanos tres poblaciones que acuñaron moneda entre los siglos II y I a.C.: Bolskan (en la actual Huesca), Sesars (lugar indeterminado al sudeste de Huesca) y Sekia, ubicada en la actual Ejea de los Caballeros.
La acuñación de moneda, con unos patrones de peso estandarizados siguiendo el modelo romano, facilitaba el desarrollo de un sistema social más sofisticado, donde era más fácil establecer unos estándares para regular el valor y precio de bienes y servicios, y especialmente permitía regular la presión fiscal necesaria para el desarrollo y mantenimiento de bienes y servicios públicos (vías de comunicación, abastecimiento de agua, sistemas de alcantarillado…).
En esta época, el valor de las monedas residía en su contenido o peso del metal con que estaban fabricadas. La moneda menuda de cobre, los ases y sus divisores (semises, mitad de un as, o cuadrantes, un cuarto de as), servían para realizar los pagos cotidianos de la población, y su circulación solía estar restringida a su área de producción. De más valor, los denarios de plata, además de servir para la misma función que la moneda de cobre, presentaban una segunda finalidad, especialmente en períodos de conflictos bélicos, sirviendo para pagar a los combatientes, en muchos casos mercenarios de otras etnias.
Si bien cabe suponer que con anterioridad a la irrupción de los romanos en la zona, los conflictos armados entre pueblos vecinos serían frecuentes, con la llegada de las legiones enviadas por Roma, unos pueblos se enfrentaron a las legiones (los Jacetanos), mientras otros se convirtieron en aliados de los romanos (Vascones y Suessetanos).
Por si esto fuera poco, entre los años 82 y 72 antes de nuestra Era, se libró en la Península una devastadora guerra civil originada en Roma, pero que se desarrolló en Hispania, donde se enfrentaron, por una parte el general Sertorio, y por otra Metelo y Pompeyo, en lo que se conoce como la “Guerra Sertoriana”.
Se da la circunstancia de que una de las principales bases del general Sertorio, era precisamente la villa de Osca (actual Huesca, lugar donde finalmente sería asesinado en el año 72 a.C.), y esto explicaría la ingente cantidad de denarios acuñados en esta ceca para pagar a las numerosas tropas de pueblos celtíberos que le apoyaban. Por contra, los vascones, que rivalizaban con los celtíberos por la posesión del Valle del Ebro y que anteriormente habían disfrutado del favor romano, apoyaron al general Pompeyo(3).
La ciudad de Sekia, topónimo de origen celta, es citada por Plinio como estipendiaria de la región de la Suessetania, y algunos de sus habitantes aparecen citados entre los jinetes de la “turma salluitana” del bronce de Áscoli(4), mientras la ciudad figura en el Itinerario del Ravennate.
Con respecto a las monedas acuñadas en esta población, pueden diferenciarse tres tipos diferentes. En primer lugar, los denarios (Figs. 3a, a’), ases (Fig. 3b), semises (Fig. 3c) y cuadrantes (Fig. 3d), donde aparece la leyenda “ON” en caracteres ibéricos detrás del busto del anverso, leyenda que también figura en las monedas de Bolskan, Arsacos, e incluso en algunas emisiones de las vasconas Bentian y Umanbaate.
Un segundo tipo, esta vez integrado exclusivamente por monedas de bronce, ases (Fig. 3b’), semises (Fig. 3c’) y cuadrantes (Fig, 3d’), muestra un delfín detrás del busto del anverso, con una estrella de seis puntas detrás del jinete del anverso de los ases, y una creciente sobre el caballo en los semises.
Finalmente, un último tipo, integrado exclusivamente por ases, lleva dos delfines tras el busto del anverso, y una estrella sobre creciente tras el jinete del reverso (Fig, 3b”), símbolo que también encontramos en algunas emisiones de Turiasu (Tarazona), en divisores de Kese (Tarragona) e incluso en monedas de la lejana Castulo (Linares, Jaen).
En muchos casos, los únicos testimonios que han llegado hasta nosotros de muchas poblaciones prerromanas están en las monedas, y a pesar de que Ptolomeo menciona la ciudad de Segia entre las poblaciones vasconas, las características de sus monedas son claramente diferentes de las que presentan las emisiones de Baskunes, Bentian o Arsaos, aproximándose más a las celtibéricas de Bolskan (Huesca) o Turiasu (Tarazona).
Notas:
(1) Denominación otorgada en el año 1105 por Alfonso I “el Batallador” a las cinco villas más importantes en esa época: Tauste, Sádaba, Uncastillo, Ejea de los Caballeros y Sos del Rey Católico. En la actualidad está compuesta por 31 municipios.
(2) Una obra básica de referencia sobre las emisiones monetarias del Valle del Ebro es la tesis doctoral de Almudena Domínguez, publicada en 1979 con el título de “Las cecas ibéricas del Valle del Ebro” y que puede consultarse en: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/07/98/_ebook.pdf
(3) El año 75 a.C. el general Pompeyo llegó a la actual Pamplona, donde estableció su cuartel de invierno (75-74 a.C.), que se convertiría en la ciudad romana que llevaría el nombre de Pompaelo en su honor.
(4) “Segienses: Sosinadem, hijo de Sosinasae. Sosimilus, hijo de Sosinasae. Urgidar, hijo de Luspanar. Gurtarno, hijo de Biurno. Elandus, hijo de Enneges. Agirnes, hijo de Bennabels. Nalbeaden, hijo de Agerdo.”
Pingback: Índice - Ruta del Tiempo