Hay excursiones que hacemos en la infancia que se nos quedan grabadas por detalles bien curiosos… en mi caso, recuerdo especialmente la visita al Castillo de Javier por el momento en que el guía me pidió que encendiera la luz de una escalera y al hacerlo… ¡salieron volando un montón de murciélagos! Tranquilos, si vais hoy a visitar el castillo no hay peligro de que os ocurra algo similar, fue totalmente remodelado en el 2006, en el V centenario del nacimiento de San Francisco Javier. Y es que el misionero patrono de Navarra nació en ese castillo, situado a poco menos de media hora de Sos del Rey Católico, y murió el 3 de diciembre de 1552 algo más lejos… en la Isla de Sanchón, en China.
Desde la torre de vigilancia construida en el siglo X para defender la zona del avance musulmán al castillo que vemos en la actualidad han pasado siglos de ampliaciones y remodelaciones, que han convertido al Castillo de Javier en uno de los monumentos defensivos de visita imprescindible.
En el interior del castillo encontraremos dioramas y objetos relacionados con San Francisco Javier. Si durante la visita coincidís con turistas japoneses, no os extrañéis, ya que fue misionero en el país del sol naciente y son numerosos los católicos japoneses que acuden a conocer su lugar de nacimiento.
Podíamos haber publicado este post en marzo (cuando se celebran las “javieradas”, peregrinaciones al castillo), el 3 diciembre (aniversario de su muerte y día de Navarra), pero hemos decidido publicarlo hoy, “día de difuntos” por una de las sorpresas que nos depara el interior del castillo…
En la Capilla del Santo Cristo, los muros están decorados con frescos del siglo XVI que representan la “danza de la muerte”…
A la dança mortal venid los nascidos que en el mundo soes de qualquier estado; el que non quisiere a fuerça de amidos facerle e venir muy toste parado. Pues ya el freire vos ha pedricado que todos vayais fazer penitencia, el que non quisiere poner diligencia por mi non puede ser más esperado.
La muerte como fuerza niveladora (mueren tanto los reyes como los campesinos, los obispos como los mendigos) y el constante recordatorio medieval de lo efímero de nuestro paso por la tierra son las bases de estas representaciones artísticas tan peculiares. En el caso de la capilla del Castillo Javier vemos a 8 preciosos esqueletos danzantes, una de las pocas representaciones de este género que se conservan la península.
Hoy es un día para recordar a los que se han ido, pero también para recordar que sigues aquí, así que ¡sé lo feliz que puedas!
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