[1ª parte]
Uno de los aspectos más atractivos de Sos, es una capacidad de sorpresa constante. Uno puede pasar todos los días por la misma calle, y de pronto un día descubrir un pequeño o gran detalle que hasta ese momento parecía
haber estado oculto. Pues bien, hace no mucho tiempo, nos fijamos en que una de las dovelas del arco exterior estaba marcada con una gran inscripción. La lectura se presentaba complicada, era un texto largo, escrito con letras irregulares (por supuesto en latín), y la piedra estaba girada. Se veía claramente el escudo de Aragón, pero ¿qué significaba?
Los eclipses de sol se producen cuando la luna se interpone entre el sol y la tierra. Aunque la luna es 400 veces más pequeña que el sol, se encuentra 400 veces más cerca de nosotros, por eso los percibimos del mismo tamaño y vemos como la luna tapa el diámetro del sol. Cada año son visibles desde la tierra de 2 a 5 eclipses solares en una franja cuyo máximo ancho es de 268,7 km. La zona de penumbra, en la que se ve un eclipse parcial, es de 4.800 km aproximadamente.
Hoy en día, con toda la información que poseemos, los eclipses totales de sol siguen siendo acontecimientos que despiertan interés y admiración. Imaginemos por un momento lo que podía suponer en la antigüedad vivir este acontecimiento.
Los eclipses, como hechos extraordinarios, han quedado recogidos en numerosas ocasiones en las crónicas medievales. Sin embargo, en la Península Ibérica, sólo hemos encontrado un eclipse documentado en la edad media, el ocurrido el 3 de junio de 1239. Zurita recoge cómo estando en Montpellier Jaime I el Conquistador, el sol se eclipsó ese día, provocando tal oscuridad que se veían las estrellas, hecho que la gente no recordaba haber visto nunca. Este mismo eclipse está documentado en los Anales Toledanos, y en otros documentos italianos, portugueses y croatas. Lo más interesante para nuestro caso es que este eclipse queda reflejado además en dos inscripciones halladas en Soria, en la Concatedral de San Pedro y en San Nicolás. El texto en ambas se conserva parcialmente, pero hacen referencia a ese eclipse. La de la Concatedral es “obscvratus e(st) sol(s)t(i)cio IV…”, y la de San Nicolás, “…cvrat(us) est sol(stitio) er(a) MCCLX…”.
La inscripción descubierta en Sos del Rey Católico se encuentra entera, en perfecto estado de conservación, y hace referencia a un eclipse del siglo XIV. Durante esa centuria fueron potencialmente visibles desde la Península Ibérica 6 eclipses solares, uno de ellos el 17 de septiembre de 1354. El único lugar donde hemos encontrado documentado este eclipse es en Perugia (Italia), en la “Memorie di Perugia dall’anno 1351 al 1438”. Traducimos del inglés la cita de D. Le Conte del texto de Richard Stephenson (Historical eclipses and Earh’s Rotation. Cambrirge University Press, 1997, p. 421): El 17 de septiembre de ese año, algo novedoso apareció. El sol se oscureció un miércoles hacia la hora tercia, por un espacio de dos horas. Por encima del sol y la luna, que estaban juntos -es decir, la luna cubría el sol- apareció una gran estrella con ardientes rayos, como una antorcha… Muchas personas vieron los rayos del pequeño sol en el reflejo de un espejo o del agua clara. Y los rayos del sol eran tan pequeños y oscuros, al tapar la luna el sol, que no quedaron sin oscurecer ni tres dedos del sol… Todo el mundo palideció como muertos.
En Rusia se ha realizado una extensa recopilación de los eclipses medievales documentados (Vyssotsky, A.N., 1949: Astronomical records in the Russian chroniques from 1000 to 1600 A.D., Historical notes and papers. nº 22. Lunds Astron. Observ. Ser. II. n. 126), y estamos convencidos de que aparecerán con el tiempo nuevos datos sobre eclipses vistos en la Península Ibérica. Hasta entonces, nos sentimos orgullosos de presentaros la referencia del segundo eclipse vivido en la Península Ibérica durante esa “oscura” edad media.
NOTA: Este post es un fragmento del artículo realizado por Julio Torres Lázaro y Loli Ibáñez San Millán (yo) publicado en el Boletín Arkeolan, nú. 12, pp. 103-106.
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Genial! como siempre
Gracias Alfonso! La entrada es un extracto del artículo que en su día publicamos en la revista Arkeolan dando a conocer el hallazgo, profesionalmente fue una experiencia única!.
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