Haciendo honor al refrán en casa del herrero cuchara de palo, no os hacéis una idea de la de veces que he dicho “a mí no me hables de monedas, ¡que no me gusta la numismática!”. Y ya me veis, editando el 2º volumen de la colección Miscelánea Numismática dedicado a la Moneda medieval navarra. Toda una conversa.
El coleccionismo es algo que no me resulta demasiado afín, y ahí se quedaba mi limitada visión de lo que es la numismática. Pero a “las monedas” podemos acercarnos desde distintas perspectivas y con diferentes intenciones. Me resultó sorprendentemente divertido el tema de la clasificación, “¿qué moneda es esta?”, me gustan los puzles, y es algo similar. Para esta labor, los dibujitos que con paciencia infinita confecciona Miguel, son extremadamente útiles. Y la clave dicotómica resulta no sólo una herramienta de clasificación, sino una guía de los elementos en los que podemos o debernos fijarnos (mi “yo novata” contó con ella de manera verbal, y para “empezar a ver” resultó esencial).
Ya que estamos entre amigos, os contaré que en varias ocasiones he trabajado colaborando en la clasificación de piezas. De hecho, gracias a la clasificación y estudio de las monedas halladas en un contexto arqueológico de Guipúzcoa, pude pagarme la cocina de mi casa (literalmente, ¡como gracias a la numismática!).
Empecé a ver que eran más que un “objeto” gracias a lo que se tiende a denominar premoneda. Objetos variadísimos que en distintos momentos y culturas se han utilizado como dinero (no siempre con nuestro concepto de “moneda”), y cuyo valor viene determinado por cuestiones fascinantes: los peniques “con alma”, las piedras Yap con bajas en su transporte, la concha que sirve para comprar un nombre…
Con el tiempo, aprendí que de una manera más sutil, las monedas de nuestra cultura también contienen mensajes que reflejan el contexto de su emisión, son símbolos extremadamente potentes, de ahí la importancia de la numismática como ciencia auxiliar de la historia (ojalá me lo hubieran enseñado así en la carrera). Me encantaría saber escribir, porque de lo que he aprendido con este libro ¡saldrían un par de novelas y una serie de televisión estupenda!
No quiero destriparos demasiado, tan sólo doy tres ejemplos:
*Resulta que las primeras monedas del reino de Aragón-Pamplona llevan la efigie del rey Sancho Ramírez, algo que no ocurrirá con las castellanas casi coetáneas. Es una manera de reafirmar su realeza, su autoridad real, ya que al ser su padre Ramiro I hijo ilegítimo de Sancho III el Mayor, la legitimidad del linaje generaba ciertas controversias.
*¡Carlos II! Necesita recursos económicos, y acuña monedas como si no hubiera un mañana. Muchas de ellas, “inspiradas” (ejem, ejem) en las que emitía el rey de Francia, quien terminó pidiendo la excomunión para los falsificadores de monedas, haciendo especial referencia al rey navarro (¡fascinante!)
*El conflicto navarro entre Juan II y Carlos el Príncipe de Viana tras la muerte de Blanca, tiene un reflejo brillante en las monedas. Juan se apropia de todos los símbolos del linaje real que al que no pertenece, y en las monedas de Carlos, se le intitula como “propietario de Navarra”. Juan será el “rey”, pero el legítimo “propietario” es Carlos. Magnífico.
Pero además de lo representado en la moneda en sí, el análisis de la metalografía y variedad de emisiones, aporta información de lo más curiosa y relevante. Por ejemplo, las emisiones de García IV el Restaurador son escasas y muy variadas, realizadas posiblemente de manera puntual en lugares diferentes para cubrir necesidades concretas relacionadas con los conflictos bélicos de su reinado. Sin embargo, las monedas de su sucesor Sancho VI son abundantes y muy homogéneas, asociadas a la creación de nuevas villas donde una población diversificada necesita de la moneda para su funcionamiento interno. ¡Quién me iba a decir a mi que esos objetos podían contar tantas cosas!
Por último, el libro cuenta con otra perspectiva que, si bien a gran parte de los lectores puede resultar algo farragosa (no tenéis mas que saltárosla), es extremadamente valiosa. Estamos acostumbrados a que los libros nos digan “esto es así”, y los lectores, en un acto casi de fe, damos la información por buena. En el ámbito de la numismática medieval navarra han sido variados los problemas de atribución de monedas, y a lo largo de las últimas décadas, “lo que se creía cierto” ha cambiado en distintas ocasiones. Ojo, que eso es genial. A veces se nos olvida que la historia y sus ciencias auxiliares son “ciencias”, que evolucionan, siguen planteando preguntas, y nuevos hallazgos ofrecen nuevas respuestas. Y el libro de Miguel Ibáñez nos permite acercarnos al proceso de investigación numismática, mostrando las diferentes interpretaciones y atribuciones que han tenido las monedas, y plasmando sus conclusiones basadas en el estudio de la documentación y de las propias piezas.
Como si un mago compartiera con nosotros los secretos de un truco, esta perspectiva me parece muy generosa, hace que el libro sea único y lo convierte en algo aún más valioso dentro de la bibliografía sobre numismática medieval navarra.
FICHA DEL LIBRO:
Moneda medieval navarra: manual de numismática
Miguel Ibáñez Artica
ISBN 978-84-09-33377-6
DL Z. 1350-2021
17×24 cm, tapa blanca, cosido, 272 p.
PVP: 29 € (puedes adquirirlo aquí)