La verdad es que comparándolo con otros lugares, con lo intensa que ha sido la historia de Sos del Rey Católico, son pocas las leyendas que han llegado hasta nosotros. Una de ellas, de lo más truculenta, es la que da nombre a uno de los portales, el Portal del Mudo.
Durante la Guerra de la Independencia, desde enero de 1810 hasta el 1 de marzo de 1813, Sos estuvo ocupado por el ejército francés. En algún momento de ese período, el destacamento francés vio una noche salir del pueblo a un mozo, sigiloso, a escondidas… Como en las historias de “elige tu propia aventura” de mi infancia, ahora puedes elegir entre tres opciones:
1.- El mozo era un pastor que salía a buscar su rebaño
2.- El mozo tenía un amor ilícito y salía a escondidas a encontrarse con su amada
3.- El mozo era un espía de los guerrilleros
El destacamento francés lo vio claro, ¡la opción 3! ¡la opción 3! Así que apresaron al mozo y le torturaron para hacerle confesar qué es lo que sabía, a quién se lo iba a contar y dónde iba a tener lugar el encuentro. El mozo, por no traicionar a su pueblo, se mordió fuerte la lengua… ¡y se la arrancó!.
Y ahora llega mi parte favorita de la historia… porque el general francés, viendo “tal muestra de arrojo y valor” decidió liberarle. Pero el mozo murió desangrado cuando iba a entrar a la villa, en el portal que desde entonces se llama “Portal del Mudo”
¡Feliz noche de ánimas!
PD: Parece que es imposible de manera consciente hacer lo que hizo el mozo de la leyenda. Suponemos es que al pobre le dió un ataque de epilepsia y le liberaron por miedo. Lo que está claro es que en momentos duros es importante buscar la esperanza en el ejemplo de otros, y el mozo se convirtió en todo un héroe al que se recuerda 200 años más tarde. En cuanto a qué hacía saliendo a escondidas…
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