En el Portal de la Reina, en las dovelas de la puerta que está bajo el matacán, encontramos dos inscripciones ¡escritas en francés!. Aunque tienen algún error ortográfico y gramatical, podemos traducirlas al castellano… A la izquierda, tras un pequeño texto ilegible está el año 1812, y en la dovela inferior, mierda para los voluntarios de Mina. A la derecha, veneno para Mina.
Y ahora, la inevitable pregunta es “¿quién es Mina?”
Francisco Xavier Mina nació tal día como hoy, en 1789, y es un personaje clave para la Guerra de la Independencia en esta zona. Desde que empezara a organizar la guerrilla en agosto de 1809 hasta que fuera apresado a finales de marzo de 1810, con apenas 3.000 hombres puso en jaque a los 30.000 del regimiento francés en Navarra. Ahí es nada.
Las “gatadas” del guerrillero y sus voluntarios trajeron de cabeza a los hombres de Napoleón, ¡precisamente buscándole tomaron la villa de Sos en enero de 1810! Anécdotas hay un montón, recogidas en libros y transmitidas oralmente… aunque no tengo demasiado claro que sea cierta, me encanta la que dice que el regimiento francés de Sos hubo de ir unas semanas en calzones porque los guerrilleros habían interceptado en la zona de Sangüesa el cargamento donde les llegaban los uniformes.
¿Pero qué paso tras la captura de Mina? ¿se acabo la guerrilla? ¡NO! Paso a ser capitaneada por su tío, Francisco Espoz y Mina (“el general Mina”), quien liberó Sos del Rey Católico en el año 1813. Pero eso será en otro post… 😉
Lo que está claro es que –estuvieran en calzones o con uniforme- los franceses, en especial el que (imagino que durante una guardia aburrida) dejó grabados los textos del Portal de la Reina, estaban hasta el moño de los Mina y sus voluntarios.
Nota a modo de bonus track: Si sigues este blog ya sabrás que durante una década estuvimos realizando visitas guiadas por Sos del Rey Católico… Pues bien, mientras que la inscripción de la izquierda ya estaba descifrada, no había manera de averiguar qué ponía en la de la derecha, así que al explicar esa parada, cuando la luz nos acompañaba, la señalaba diciendo que no habíamos logrado leerla, e invitaba a los visitantes a que lo intentaran… y de pronto, un día, ¡una mujer del grupo la leyó! Desde aquí, mil gracias a esa persona anónima que nos ayudó a conocer un poco más de la historia de Sos.
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