Si nos sigues en medios sociales, ya sabrás que estamos muy implicados en el proyecto que la Asociación de Amigos de la Feria planea para este año: cubrir con cuadraditos de ganchillo la torre del castillo.
Uno de los objetivos de las labores de urban knitting es ayudarnos a percibir de otra manera aquello que nos rodea, obligarnos a fijarnos en elementos que por ser cotidianos dejamos de admirar y apreciar. Así que, ¿te apetece conocer un poco mejor la torre del homenaje de Sos del Rey Católico? ¡Sigue leyendo!
Como ya os hemos contado en alguna ocasión, el origen del Sos que conocemos lo encontramos en lo alto de la Peña Feliciana, en el castillo que el reino de Pamplona construyó en el siglo X dentro de la línea defensiva frente al Islam. En aquel momento primaba la rapidez, así que ¡el primer castillo fue de madera!. Como el asentamiento perduraba, se fue sustituyendo la madera por la piedra. Sabemos que así fue en el siglo XII, en tiempos de Ramiro II el Monje, quando Iordan faciebat illum castellum in Feliziana. Aunque yo no lo tengo del todo claro, la tradición señala que la marca que vemos en una de las piedras de la cara oeste, es la marca del maestro Jordán.
Sería magnífico poder tener una máquina del tiempo para asomarnos y ver cómo era ese castillo, ya que en la actualidad, poco más que la torre del homenaje nos queda en pie. La planta de esa torre es muy pequeña, unos 12 m2 en el interior, por lo que probablemente tendríamos que imaginarnos una torre de vigilancia más que de vivienda.
¿De quién era el castillo de Sos? ¡Del rey! Siendo una plaza fronteriza clave durante toda la Edad Media (primero frente al Islam y luego entre los reinos de Aragón y Navarra), el castillo pertenecía al rey, quien dejaba a su cargo a un “tenente”.
Y esto fue así en el caso de Sos hasta mediados del siglo XV. En esa época, fue el concejo de la villa quien pasó a hacerse cargo del castillo. Sabemos que en 1448 el justicia y los jurados “contratan” a Juan Ferrero para guardar el castillo, a cambio de 170 sueldos anuales, ¡menudo jornal! El Concejo utilizó el recinto como almacén, allí parece que estuvo el archivo municipal… todo fue destruido con el paso del tiempo y durante la Guerra de la Independencia.
¿Todo? ¡No! En 1482 el Concejo invirtió 500 sueldos (¡un dineral!) en fabricar un reloj que se colocaría en la torre del homenaje. El encargado de realizarlo fue Rodrigo, de Olite. Aunque el mecanismo no es el mismo, aquella campana sigue marcando el transcurso del tiempo en Sos del Rey Católico.
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