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Mapa de Sos del Rey Católico

Orientarse en un pueblo medieval como Sos del Rey Católico no es sencillo, aunque he de reconocer que ese punto laberíntico me parece parte importante de su esencia. A pesar del material en papel, tendemos cada vez más a utilizar el móvil como medio para buscar información, y así lo hacen un buen número de las personas que nos visitan cada año. El verano pasado nos resultó curioso la cantidad abrumadora de turistas que entraban en la tienda buscando la oficina de turismo, hasta que nos dimos cuenta de que alguien había geolocalizado mal el Palacio de Sada y lo había ubicado en la Plaza de la Villa, en el Ayuntamiento.

Al final se logró solucionar, pero desde entonces andamos pensando en la necesidad de un material online, un plano interactivo accesible a través de internet y utilizable con el móvil, creado de una manera un poco más atenta, para evitar equívocos como ese. ¡Ojalá tuviéramos el dinero necesario para crear una app turística de Sos del Rey Católico! Tras mirar tropecientas, di con la empresa que desarrolla la que me ha parecido perfecta, pero el presupuesto resulta inabarcable para un pequeño alojamiento como el nuestro. Confío en que tal vez en el futuro pueda ser una realidad impulsada a nivel institucional, pero hasta entonces… ¡PLAN B!

Utilizando Google Maps, hemos creado un mapa personalizado con información patrimonial sobre Sos del Rey Católico. Monumentos, portales y muralla, rincones de interés y lugares relacionados con la película La Vaquilla. Para ubicar los elementos hemos utilizado la imagen de satélite de la localidad, dado los problemas de geolocalización en algunos lugares de Sos, creemos que es la manera más precisa de «acertar».

Pensamos que este mapa interactivo puede ser una buena herramienta para que descubras Sos del Rey Católico, ¡pero seguro que igualmente en algún momento te pierdes! ¡es parte de la experiencia! 🙂

Ángeles, almas y expolios

¿Confuso por el título del post? ¡No te preocupes! Los conceptos se aclararán cuando conozcas mejor la dovela I3 de la portada románica de San Esteban. Sí, sí, ¡una de la arquivolta interior! 🙂

Ángeles

La portada de la iglesia principal de Sos del Rey Católico está plagada de ángeles. En ocasiones, aparecen claramente con la función que etimológicamente tienen, mensajeros, como en la escena que creemos representa la Anunciación (C3), y en el tímpano los encontramos con otro de sus papeles esenciales, como adorantes. Pero hay más, muchos más.

Parecen instar al bien en las dovelas C12 y C13, y sin ser “argumentalmente necesario”, encontramos a un ángel guiando a la Sagrada Familia en la huida a Egipto (C4). Y es que, tal vez se me escapa el mensaje, pero en múltiples ocasiones me da la sensación de que los encontramos en las dovelas, esencialmente, para equilibrar la escena.

Además de mensajeros y adorantes, otra de las “misiones” de los ángeles, de la que no he encontrado referencias bíblicas claras pero sí numerosas muestras en el arte, es la de llevar las almas de los difuntos. Hablamos un poquito de la idea de elevatio animae al hablar de la dovela I6, aunque lo habitual es que el alma se represente como un niño.

En algún capitel, pero sobre todo en el contexto del arte funerario, esa alma infantil es trasladada al cielo por los ángeles utilizando una tela, o inscrita en una mandorla. Buscando, he encontrado además una representación en la portada del juicio final de la iglesia de San Trófimo (Arlés) donde un ángel va entregando las almas de los elegidos a los patriarcas.

Volvamos a la portada de Sos del Rey Católico. Como igual sabéis, el Gobierno de Aragón ha impulsado la restauración de la portada de San Esteban y el verano pasado un equipo multidisciplinar realizó el informe y memoria previa. Pude en ese momento subir al andamio, y gracias a ello vi más clara la pieza I3.

Desde abajo me parecía algún ángel con alguna cosa en las manos. Desde arriba quedó confirmado que son 3 ángeles (al central le faltan las alas y la cabeza, lástima no poder confirmar los pies desnudos), y que lo que llevan son sendos niños. Al de la izquierda le vemos de frente, con las manitas en actitud de oración. Diría que son ángeles portando almas de difuntos.

No os voy a engañar, me choca esa imagen sin estar en un contexto más amplio. Pudiera ser que lo representado en las piezas totalmente desgastadas mantuviera un diálogo con esta escena. Por ejemplo, si estuviera al lado la matanza de los inocentes, o alguna referencia al juicio final, con otra imagen de almas siendo trasladadas al infierno.

Para interpretarlo como ángeles portando almas también me desconcierta la manera en la que los aúpan dos de las figuras, abrazándolos en vez de entregándolos o elevándolos. Sin embargo, no se me ocurre ninguna lectura mejor. ¿Conoces alguna representación similar? ¿Crees que la interpretación debería ser otra? ¡Será un placer leer tus comentarios!

Expolio

Expoliar: despojar con violencia o con iniquidad.

Estaréis hartos de leer sobre el “lamentable estado de conservación de la portada”. De acuerdo en que el clima y el paso del tiempo han tenido mucho que ver en su deterioro, pero también la mano del hombre. Lo he comentado en alguna ocasión, pero creo que no lo había compartido por aquí, por escrito.

Ya sabéis que he mirado y miro mucho la portada, y la gran cantidad de cabecitas que faltan no me parece fruto del azar. ¿Figura no demasiado alta que sobresale? ¡le falta la cabeza! ¿Casualidad? Fijaros en la erosión de la figura de la izquierda. Lejos de ser experta, pero tiene toda la pinta de estar creada con un cincel y a martillazos. Imagino que quien fuera arrancó así, además de otras piezas de la portada, las cabezas de los bebés de la izquierda y centro, y la cabeza y ala del ángel central, pero con el del lateral no salió bien, al no estar exenta respecto a la piedra de la dovela.

Respecto a cuándo desaparecieron vilmente las cabecitas de tantas figuras románicas de la portada, yo diría que como tarde, el siglo XIX. En las fotos más antiguas que he encontrado de la portada, de comienzos del siglo XX, me parece intuir que ya faltan cabecitas.

No hay vuelta atrás, de poco vale lamentarnos por lo ocurrido hace más de cien años. Sí que podemos intentar frenar expolios actuales (en especial en zonas de conflicto bélico), e intentar que ni desidia ni afán de lucro sigan mermando el patrimonio que tenemos cerca. Lo que no se conoce, no se valora; lo que no se valora, no se cuida.

Desayunos y monedas

Desde hace unos meses, el aceite que ponemos en los desayunos está realizado con aceitunas arbequinas de la Comarca de las Cinco Villas. Se denomina “As de Segia”, y el nombre nos da pie para empezar al fin en el blog algo que nos apetecía desde hace tiempo, ¡sección de autores invitados!

Ya sabéis que en Ruta del Tiempo nos encanta aprender, y aunque en general nuestros “esfuerzos” se centran en Sos del Rey Católico, ¡gracias al aceite vamos a acercarnos a la numismática de la Edad Antigua!

“As” es un valor monetario, y “Segia” (o Sekia) es el nombre del asentamiento que da origen a Ejea de los Caballeros. Para hablarnos un poco más de ello hemos recurrido a Miguel Ibáñez Artica, investigador numismático (entre otras muchas cuestiones), con quien hemos colaborado en la creación de la colección Miscelánea numismática, y que (dada además la relación familiar que nos une) no se podía negar 😊 Le cedemos la palabra gustosamente.

Las monedas de Sekia (Ejea de los Caballeros)

Hace 2.500 años, la actual comarca de las Cinco Villas(1) estaba habitada por los Suessetanos, pueblo prerromano oriundo de la Galia Belga, que llegó durante las migraciones celtas en el siglo VII antes de nuestra Era, asentándose en la zona comprendida entre la Sierra de la Peña al norte, y los montes de Castejón al sur, en la actual Comunidad Autónoma de Aragón.

Ubicación geográfica de los Suessetanos y principales ciudades de la zona que emitieron moneda durante los dos siglos anteriores a nuestra Era.

Limitaban al norte con los Jacetanos, al este con los Ilergetes, al sur con los Celtíberos y al oeste con los Vascones, quienes entre los siglos segundo y primero antes de nuestra Era expandieron su territorio a costa de los Suessetanos.

A partir del siglo II a.C., con la llegada de los romanos, se desarrollan poblados que contaban con murallas, fosos, empalizadas y otras estructuras, hallándose en las excavaciones arqueológicas además de las cerámicas ibéricas tradicionales, fragmentos de ánforas importadas de procedencia itálica.

Es en estos momentos cuando algunas poblaciones de la zona comienzan a acuñar moneda, que aunque presenta motivos y leyendas indígenas, está claramente influenciada por Roma. Así se emiten denarios de plata y ases y sus divisores (semises y cuadrantes) de bronce(2).

En los anversos de las monedas aparece como figura principal un busto varonil barbado mirando a la derecha, representando tal vez algún dios o héroe regional, y en el reverso un jinete lancero, característico de la moneda celtibérica, y debajo de las patas del caballo, en el exergo, el nombre de la población emisora con una leyenda en caracteres ibéricos.

Reverso del denario de Sekia y transcripción de la leyenda en caracteres ibéricos.

Se atribuyen a los Suessetanos tres poblaciones que acuñaron moneda entre los siglos II y I a.C.: Bolskan (en la actual Huesca), Sesars (lugar indeterminado al sudeste de Huesca) y Sekia, ubicada en la actual Ejea de los Caballeros.

La acuñación de moneda, con unos patrones de peso estandarizados siguiendo el modelo romano, facilitaba el desarrollo de un sistema social más sofisticado, donde era más fácil establecer unos estándares para regular el valor y precio de bienes y servicios, y especialmente permitía regular la presión fiscal necesaria para el desarrollo y mantenimiento de bienes y servicios públicos (vías de comunicación, abastecimiento de agua, sistemas de alcantarillado…).

En esta época, el valor de las monedas residía en su contenido o peso del metal con que estaban fabricadas. La moneda menuda de cobre, los ases y sus divisores (semises, mitad de un as, o cuadrantes, un cuarto de as), servían para realizar los pagos cotidianos de la población, y su circulación solía estar restringida a su área de producción. De más valor, los denarios de plata, además de servir para la misma función que la moneda de cobre, presentaban una segunda finalidad, especialmente en períodos de conflictos bélicos, sirviendo para pagar a los combatientes, en muchos casos mercenarios de otras etnias.

Si bien cabe suponer que con anterioridad a la irrupción de los romanos en la zona, los conflictos armados entre pueblos vecinos serían frecuentes, con la llegada de las legiones enviadas por Roma, unos pueblos se enfrentaron a las legiones (los Jacetanos), mientras otros se convirtieron en aliados de los romanos (Vascones y Suessetanos).

Por si esto fuera poco, entre los años 82 y 72 antes de nuestra Era, se libró en la Península una devastadora guerra civil originada en Roma, pero que se desarrolló en Hispania, donde se enfrentaron, por una parte el general Sertorio, y por otra Metelo y Pompeyo, en lo que se conoce como la “Guerra Sertoriana”.

Se da la circunstancia de que una de las principales bases del general Sertorio, era precisamente la villa de Osca (actual Huesca, lugar donde finalmente sería asesinado en el año 72 a.C.), y esto explicaría la ingente cantidad de denarios acuñados en esta ceca para pagar a las numerosas tropas de pueblos celtíberos que le apoyaban. Por contra, los vascones, que rivalizaban con los celtíberos por la posesión del Valle del Ebro y que anteriormente habían disfrutado del favor romano, apoyaron al general Pompeyo(3).

La ciudad de Sekia, topónimo de origen celta, es citada por Plinio como estipendiaria de la región de la Suessetania, y algunos de sus habitantes aparecen citados entre los jinetes de la “turma salluitana” del bronce de Áscoli(4), mientras la ciudad figura en el Itinerario del Ravennate.

Con respecto a las monedas acuñadas en esta población, pueden diferenciarse tres tipos diferentes. En primer lugar, los denarios (Figs. 3a, a’), ases (Fig. 3b), semises (Fig. 3c) y cuadrantes (Fig. 3d), donde aparece la leyenda “ON” en caracteres ibéricos detrás del busto del anverso, leyenda que también figura en las monedas de Bolskan, Arsacos, e incluso en algunas emisiones de las vasconas Bentian y Umanbaate.

Figura 3.- Tipos monetarios acuñados en Sekia. (Denarios: a, a’; ases: b, b’ y b”; semises: c, c’, y cuadrantes: d, d’).

Un segundo tipo, esta vez integrado exclusivamente por monedas de bronce, ases (Fig. 3b’), semises (Fig. 3c’) y cuadrantes (Fig, 3d’), muestra un delfín detrás del busto del anverso, con una estrella de seis puntas detrás del jinete del anverso de los ases, y una creciente sobre el caballo en los semises.

Finalmente, un último tipo, integrado exclusivamente por ases, lleva dos delfines tras el busto del anverso, y una estrella sobre creciente tras el jinete del reverso (Fig, 3b”), símbolo que también encontramos en algunas emisiones de Turiasu (Tarazona), en divisores de Kese (Tarragona) e incluso en monedas de la lejana Castulo (Linares, Jaen).

En muchos casos, los únicos testimonios que han llegado hasta nosotros de muchas poblaciones prerromanas están en las monedas, y a pesar de que Ptolomeo menciona la ciudad de Segia entre las poblaciones vasconas, las características de sus monedas son claramente diferentes de las que presentan las emisiones de Baskunes, Bentian o Arsaos, aproximándose más a las celtibéricas de Bolskan (Huesca) o Turiasu (Tarazona).

 

Notas:

(1) Denominación otorgada en el año 1105 por Alfonso I “el Batallador” a las cinco villas más importantes en esa época: Tauste, Sádaba, Uncastillo, Ejea de los Caballeros y Sos del Rey Católico. En la actualidad está compuesta por 31 municipios.

(2) Una obra básica de referencia sobre las emisiones monetarias del Valle del Ebro es la tesis doctoral de Almudena Domínguez, publicada en 1979 con el título de “Las cecas ibéricas del Valle del Ebro” y que puede consultarse en: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/07/98/_ebook.pdf

(3)  El año 75 a.C. el general Pompeyo llegó a la actual Pamplona, donde estableció su cuartel de invierno (75-74 a.C.), que se convertiría en la ciudad romana que llevaría el nombre de Pompaelo en su honor.

(4) “Segienses: Sosinadem, hijo de Sosinasae. Sosimilus, hijo de Sosinasae. Urgidar, hijo de Luspanar. Gurtarno, hijo de Biurno. Elandus, hijo de Enneges. Agirnes, hijo de Bennabels. Nalbeaden, hijo de Agerdo.”